Desde hace unos años los oncólogos de Baleares, expertos en cáncer de mama, se reunen bianualmente en Formentera y, durante un fin de semana, determinan los consensos que garantizarán el tratamiento homogéneo de las pacientes y la incorporación de las últimas evidencias científicas sea cual sea la isla donde se traten o el tipo de hospital: público o privado. En los meses anteriores y divididos en varios grupos de trabajo, han revisado el estado actual de la cuestión y establecido los algoritmos de decisión que, tras el debate final, presidirán sus actuaciones.
Se trata de un modelo cooperativo que promueve eficacia y equidad, consolidado con base en el esfuerzo de todos los profesionales implicados y sin retribución alguna; un modo de entender la profesión y sus objetivos del que, sin duda, podrían extraer alguna lección estos políticos que pretenden subordinar la salud, la enfermedad y su cuidado, a variables económicas.
El Consenso de Formentera, que finalizó ayer, favorece además el intercambio de opiniones en lo que hace a otras cuestiones que pueden comprometer esa idoneidad diagnóstica y terapéutica que se persigue. El mismo día, se publicaban los retrasos en la aprobación de fármacos antineoplásicos ya autorizados en otros países, la ausencia de financiación por parte de la Sanidad pública y/o de los Seguros Privados para algunos de ellos, y lo que pueden suponer estas políticas restrictivas en el ámbito oncológico. También hubo consenso en la necesidad de pronunciarse públicamente al respecto e informar a la ciudadanía sobre el estado de la cuestión. Formentera fue, este fin de semana, mucho más que sus playas.
Enhorabuena por este consenso. Es increible la iniciativa y el interés de los profesionales quienes realmente sacan la sanidad adelante «pese» al gobierno. Harina de otro costal son los seguros privados. El paciente contrata un seguro cuyas condiciones particulares establecen que cubre tratamientos de quimioterapia. Luego llega la enfermedad y ¡oh sorpresa! resulta que el tratamiento escogido por el oncólogo es un anticuerpo monoclonal que el seguro considera que no es quimioterapia y por tanto no lo cubre. El paciente, desesperado por conseguir su tratamiento y hallandose inmerso en una lucha contra su enfermedad, lo último que desea es meterse en demandas contra una aseguradora, ¿y que hace? pues se dirige a la Seguridad Social que sí se lo cubre o al menos se lo cubría hasta ahora. Es a estas aseguradoras a quienes la Seguridad Social debería pasarles factura y no al pobre emigrante que acude a curar su tuberculosis, su gripe, o un hueso roto.
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Tienes toda la razón, pero la situación es si cabe aún más preocupante: la Sanidad Pública tampoco está cubriendo en este país fármacos de eficacia demostrada y ya aprobados por la FDA americana o la EMEA europea, y me estoy refiriendo, entre otros, al Pertuzumab, el Everolimus o el Emtansine. La situación ha llegado a tal punto que tenemos pruebas de que la supervivencia de los enfermos puede verse comprometida por las políticas economicistas aunque, eso sí, el Conseller de Educación dimitido pasa a ser asesor en ¡economía!, los banqueros con las espaldas bien cubiertas tras las tropelías, y todos estos políticows de tres al cuarto con la `posibilidad de irse al Senado o a Bruselas para continuar con el momio. Creo que ha llegado el momento de denunciar a los cuatro vientos la situación, pese a que la resignación de nuestros conciudadanos sea, hablando mal y pronto, para mear y no echar gota.
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Creo que la charla que vas a dar el jueves para AUBA seria un comienzo para dar a conocer esta gravisima situacion. Las asociaciones pueden ser el portavoz de una denuncia en la que todos los ciudadanos debemos implicarnos. Cuenta con mi apoyo
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Hablaremos del tema.
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