LOS MEDIOS AUDIOVISUALES NOS DILAPIDAN

Me refiero tanto a la TV como sobre todo a las distintas cadenas de radio, y es que en los últimos tiempos advierto la progresiva degradación de los programas a extremos que preocupan. No se trata de que se pueda estar o no de acuerdo con el talante o temas expuestos, porque cualquier oyente, cualquier televidente, sabía en el pasado lo que podía esperar a tenor de la ideología que transpiraba una u otra cadena. Pero sucede hoy que, sin abdicar de sus tradicionales postulados, estos se asfixian entre un aluvión de programas sin el menor rigor; somos martilleados por tertulianos en funciones de comodín y para opinar sobre lo que se tercie con análisis que aburren por su reiteración, la mediocridad que transpiran y su manifiesto desprecio por la objetividad.Telebasura 3-1

Y si esa es la tónica habitual en días laborables, los festivos y fines de semana han sido secuestrados por el deporte. Mayoritariamente el balonpié. Incluso en caso de aficionados entusiastas, no alcanzo a entender el interés que podrán despertarles determinadas retransmisiones. Pero sea sábado o domingo, por la noche o a media tarde, las ondas se han convertido en pasto abonado para el ganado o así nos consideran al conjunto, y la irrelevancia gana siempre la partida, porque si alguien esperaba contemplar la final entre Nadal y Djokovic, se quedó con un palmo de narices. De modo que no se trata de poner todo a bajar de un burro; sólo la homogeneidad frente a un público heterogéneo, y el imperio de la ramplonería para llenar las horas con nulo esfuerzo y a bajo coste.
información basura

La cadena Ser, antaño de mi elección, ha bajado peldaños de tres en tres y al punto de que, no hace mucho, quedé en la sintonía de Intereconomía. Que ya es estar desesperado. El fiasco de Madrid para albergar los Juegos Olímpicos propició debates durante horas, aunque en ningún momento se entrase en otras consideraciones que no fuesen para justificar su error de interpretación, al suponer en primera instancia que era Tokio la ciudad eliminada. ¿Preguntarse el porqué del resultado o evaluar los variopintos intereses en juego? ¡Qué va! Para eso, he debido acudir al blog de un autor más avispado.radio Estoy de «¡El espectáculooooo!» hasta donde no les digo, y de sus locutores (o locutor) Carreño y Ponseti. Ignoro si son dos o sólo uno con sus dos apellidos, pero es lo único que me da por pensar mientras muevo el dial a uno y otro lado, pasada la medianoche y como aquejado de tercianas.

¡Qué desperdicio de medios, de posibilidades educativas, de espacios para el desbroce o el disfrute…! ¿Nadie de entre los responsables se habrá planteado una diversificación horariamanipulación 1 entre las distintas emisoras para que cada oyente pudiera saborear el plato de su gusto? Pues no señor. Todas han de emitir a un tiempo iguales patochadas, sin elección posible. Muchos echamos en falta una encuesta nacional al respecto (los independentistas, y en atención a la festividad de ayer, «La diada», podrían votar por separado). Porque sería posible contentar a todos sin invertir otra cosa que sentido común, lo cual, por cierto, es extensivo a otros muchos ámbitos.

Acerca de Gustavo Catalán

Licenciado y Doctor en medicina. Especialista en oncología (cáncer de mama). Columnista de opinión durante 21 años, los domingos, en "Diario de Mallorca". Colaborador en la revista de Los Ángeles "Palabra abierta" y otros medios digitales. Escritor. Blog: "Contar es vivir (te)" en: gustavocatalan.wordpress.com
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