Opiniones sobre la pulsión independentista en Cataluña las hay para todos los gustos y yo también me manifesté sobre el asunto, tiempo atrás, en un par de columnas publicadas en el Diario de Mallorca. Sin embargo, y junto al abanico de pareceres, tiene a mi juicio tanto o mayor interés conocer su procedencia por si de ella pudieran extraerse lecturas adicionales y menos obvias, aunque si cabe más ilustrativas.
Ya conocemos los puntos de vista al respecto de empresarios, sindicatos, Partidos y de muchos «intelectuales» o políticos de aquí, de allá e incluso de allende las fronteras actuales, pero, ¿qué hay de los curas y sus pronunciamientos? Porque si, como afirmaba Borges, los nacionalismos no son sino actos de fe, parece que el sacerdocio tendrá mucho que decir (lo han hecho otras veces) siquiera por su entrenamiento en asuntos metafísicos. Cabe recordar que muchos clérigos vascos tomaron partido tiempo atrás, cuando ETA campaba por sus fueros. Y al igual sucedió en Cataluña durante el franquismo. No está de más subrayar que los dos principales ideólogos del Nacionalcatolicismo fueron los curas catalanes Isidro Gomà y Plà y Deniel, quienes bautizaron la sublevación como «Cruzada». En parecida línea, el Abad de Monserrat, Antoni María Marcet, regaló los oídos al dictador durante su visita al Santuario, en enero de 1942, haciéndose lenguas de «La admirable gesta de la reconquista de España». Pueden consultar las hemerotecas.
Si la de Cataluña se trata de una nueva reconquista patria, y vista su apetencia por las cruzadas, no sería de extrañar una fervorosa (la fe y el fervor suelen ir de la mano) adscripción independentista de buena parte de los religiosos. Y es que, por añadidura, el hambre de mitos y fabulaciones subyace tanto en las distintas religiones como en los nacionalismos de toda laya.
No obstante, hay antecedentes que imprimen caracter. Por eso mismo es de justicia, cuando se apela a la Historia, recordarla entera y sin omisiones interesadas. El caso es que yo voy a estar al tanto, porque tal vez de sus manifiestos pueda extraer más luz que de algunos recientes seminarios laicos sobre lo acaecido desde 1714. Y por cierto: antes de finalizar, feliz 2014 a todos, con sotana o sin ella, si no nos vemos, lo que en el primer caso doy por sentado; me suele bastar y sobrar con escuchar a algunos pastores del rebaño, que así nos consideran.