Traigo el asunto a colación por los sucesos acaecidos hace pocos días frente a la valla de Ceuta, con el añadido de una docena de inmigrantes -potenciales- ahogados cuando intentaban sortear a nado el cabo. Pedradas por parte de unos, pelotas de goma los otros y, más allá del relato, triste relato, se ha conocido de la repulsa e indignación manifestada por algunos colectivos y Partidos de la oposición, acusando a la Guardia Civil de haberse excedido en sus funciones y ser, en alguna medida, responsables de lo ocurrido.
Y estoy en desacuerdo con esa propensión, más allá del caso concreto y constatada hasta la saciedad, a responsabilizarlos. Se trate de ellos u otros uniformados. Cargarles la agresión en exclusiva, sin parar mientes en que la violencia suele ejercerse por ambas partes y ser, en su caso, consecuencia obligada. Nuestro malestar podría ser el resultado de la compasión que inspiran los históricamente reprimidos frente a los represores y, sin embargo, es también muchas veces la milicia contra la malicia, que diría Gracián. Naturalmente que huir del hambre, de la muerte en vida, y cargar sobre los hombros un drama del que el primer mundo es siquiera parcialmente responsable, para terminar así, no puede asumirse con el corazón. No obstante, la misión de los guardianes del orden establecido no es intentar casar ley con solidaridad. Su obligación es garantizar el cumplimiento de la primera; por mucho que duela y siquiera para impedir (Epicuro) que, a falta de ella, pasemos a depender de las garras en exclusiva. Como los lobos.
Claro que toda elección supone una pérdida; en este caso de vidas, al primar lo dispuesto en el reglamento por sobre la miseria de los desheredados. Pero la respuesta no debiera ser la acusación reiterada hacia quienes, probablemente, se limitan a cumplir con su trabajo mal que nos pese, sino un esfuerzo de reflexión para aproximarnos a la deseable objetividad. ¿Se trata de medidas inadecuadas? ¿Excesivas? Pues discútase en el Parlamento e incorpórense alternativas en los futuros programas electorales de cada cual. Y votemos aquello que mejor sintonice con nuestra visión del problema. Pero entretanto es de justicia, también, dirigir las críticas, si las hay, en la dirección adecuada, que no es en este caso y a mi juicio, la Guardia Civil de unas fronteras que, si debieran permeabilizarse, no es desde luego su misión ni forma parte de sus competencias.
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