Se clama por ella con nulos resultados como era de suponer (pero es que no hay otro lugar para protestar, incluso para los descreídos) y, como broche, nos ha llegado el dictamen del Tribunal Superior de Justicia de Baleares, resolviendo que el Presidente de la Comunidad, Sr. Bauzá, no vulnera la Ley de Incompatibilidades por ser al tiempo titular de una farmacia. Y no diré que estén ahora equivocados; tal vez el error lo cometieron hace siete años, cuando declararon incompatible a la farmacéutica y por entonces Consejera de Sanidad, Aina Salom, exactamente por una simultaneidad que hoy juzgan aceptable por tres votos frente a dos. Si además resulta que los magistrados son designados por el Consejo General del Poder Judicial a propuesta del Parlamento Balear, su independencia ideológica es dudosa y a uno le da por pensar si no será acaso la afinidad ideológica con el político-farmacéutico, de tres entre los cinco jueces, lo que explique que hoy sea blanco lo que ayer era negro como un tizón.
Algo huele a podrido, aunque el olfato terminará por embotarse o eso deben esperar cuando siguen en la tónica habitual sin que se les caiga la cara de vergüenza: a los magistrados y a quienes manipulan para hacerlos cómplices de sus mangoneos. Blesa sigue de paseo al igual que aquel a quien regalaban los trajes o, en Mallorca, un Matas absuelto de cinco delitos y, por el sexto, la sentencia rebajada de seis años a nueve meses; desde entonces, a la espera de indulto aunque, en abril, el Tribunal Supremo se opusiera al mismo. ¿Y? Entretanto, los curritos a pagar si acaso necesitan de un dictamen: justo o sólo un remedo. A un tiempo, al juez Castro -supongo que sin el carné para ser ganador o, en su defecto, bien colocado- le ponen muy cuesta arriba su trabajo con la Infanta. Pero no los delincuentes ciertos o presuntos, sino los del propio oficio.
El fiscal Pedro Horrach se transformó en defensor al asegurar que la pobrecilla «No sabía nada de los manejos de su marido» (¿cómo está tan seguro?) y, a continuación, el Fiscal General del Estado, Torres Dulce, tilda a Castro de «Lobo feroz judicial». ¿Desde una objetividad siquiera metafórica? Pues no creo. Más bien desde el sesgo al que apunta ser dirigente de la conservadora Asociación de Fiscales e íntimo amigo de Gallardón, que fue quien le aupó al cargo que ocupa. En resumen y como en el caso de Bauzá y su farmacia, la Justicia penetrada. Y me ahorrarán que les diga por dónde.
Con semejante horizonte, no es de extrañar que cada día sean más quienes se identifican con la conclusión del Tenorio, ¿recuerdan?: «Llamé al cielo y no me oyó. / Y pues sus puertas me cierra, / de mis pasos en la tierra / responda el cielo, no yo». Y es que confiar en la Justicia, del más allá o del más acá, se ha vuelto igualmente utópico. No queda sino el consuelo de los castrati, eso de que al que Dios se la dé, San Pedro se la bendiga. Visto lo visto, lo tenemos crudo con la vara de medir.