Diego Maradona, «El Pelusa», como le llaman, jugó el pasado lunes en el primer «Partido Interreligioso por la Paz» (que tiene miga la cosa), promovido por el Papa y organizado por la Fundación PUPI (Por Un Piberío Integrado). La finalidad del espectáculo era, a más de promover el entendimiento entre distintas religiones (?), financiar con el dinero obtenido una red de escuelas en Buenos Aires. Hasta ahí, poco que objetar. Asunto distinto es el propio Pelusa y sus manifestaciones.
Como siempre, el personaje convertido en centro de la atención, y es que tiene la obsesión -como escribía Lezama respecto a uno de sus protagonistas- de crear coordenadas que converjan en él bajo cualquier circunstancia. Se hable de lo que se hable, Maradona estará indefectiblemente en el centro por ese amor, esa admiración sin límites que se profesa a sí mismo. Y todo lo demás, farfolla para el adorno.
Durante el almuerzo que tuvo lugar en la embajada argentina en Roma, afirmó que «He vuelto a la Iglesia gracias a Francisco». Supongo que la nacionalidad, común a ambos, es la actual espoleta de su renovada fe. «Yo creo en vos, Francisquito», le espetó en la recepción y, a un tiempo, le hizo entrega de la camiseta de la selección argentina. Con su número, por supuesto. Después, abrazo para la posteridad frente a las cámaras; un abrazo que fue también «Diálogo entre potencias»: él y quien se ponga a tiro.
«Este Papa es humano; al otro tuve que besarle el anillo». ¿Y quién te obligaba, Pelusa? Pero a ti te da igual un roto que un descosido con tal de figurar; con un puro, en actitud erótica con la de turno, en paños menores o colocado hasta las trancas. Es que el fútbol eres tú, ¿verdad? Y para que no se olvide, lo que se tercie: anillo del Pontífice anterior, «Soy amigo de Chávez y soldado de Venezuela», como afirmaste en su día, culo y camisa con Castro allá por Cuba o con la actual Presidenta de tu país. Y es que no podrías conformarte con menos. «Diego nuestro que estás en los cielos, / santificada sea tu zurda…». Así reza el Padre Nuestro de la Iglesia Maradoniana, fundada en 1998 y que tanta gracia te hace… ¡Menudo fantasma estás hecho vos, Pelusa! ¿A quién querés confundir, boludo? Porque imagínate que tu amigo Chávez,
en forma de pajarito como acostumbra últimamente, te sorprende el otro día confraternizando con Bergoglio. Cosas del fútbol, claro. Y de su representante en la tierra, habrías añadido. Por eso, seguramente, lo de las dos potencias, frente a frente, en el Vaticano.
El Pelusa está confundido, como aquel (¿Cubano?) de «la noche me confunde». En este caso permanentemente.
Pero, ¿y el Papa?
Me gustaMe gusta
El Papa es harina de otro costal, pero analizar sus actitudes y comportamientos nos llevaría a cuestionar las creencias frente a la razón y, la verdad, se me hace cuesta arriba a estas alturas. Como a tí, supongo.
Un abrazo
Me gustaMe gusta