Me refiero a la autosuficiencia que exhiben estos políticos antes de dar, con demasiada frecuencia, marcha atrás. Un coitus interruptus que, en el caso de Gallardón -el frustrado anteproyecto para reformar la Ley del aborto-, contraviene esa defensa a ultranza del embarazo contra viento y marea que preconizaba y ha terminado en nada. Sin embargo, no es un caso aislado sino el semen nuestro de cada día, por sintonizar con el título. Podría hablar de «El pan nuestro…», pero en muchas casas empieza a escasear. Y del pan y circo con que los romanos entretenían a la población, en estos tiempos sólo va quedando el circo de sus ocurrencias.
El asunto viene de atrás, pero parece ir en aumento y, conforme se acercan las elecciones, cambiar el digo por el diego viene a ser casi la regla (y no es de extrañar que las menstruaciones no se vean afectadas tras esos coitos que no pasan de los prolegómenos). Gallardón parecía dispuesto a culminar el acto, pero finalmente fue obligado al onanismo a la vista del público. El TIL (la ley para el Tratamiento Integrado de las Lenguas) ha propiciado un ¡basta y marcha atrás! más que sonado, si bien forzado por el Tribunal de Justicia, lo que en otros casos no ha sido preciso. ¿Recuerdan aquel proyecto para incinerar miles de toneladas de basura extranjera -«combustible sólido recuperado», le llamaban los inspiradores/as- que el mismo PP había rechazado en 2011? Y el caso es que no aprenden a meterla calculando los tiempos como recomendaba Ogino, de lo cual se sigue la frustración y, lo que es aún peor para ellos, la pareja (la ciudadanía) terminará por buscar la satisfacción con otros.
El preconizado cierre de un par de hospitales en Mallorca terminó en nada. Y si hemos de contemplar algunas coyundas fallidas más allá del archipiélago balear, bastará citar aquel copago hosptalario que la propia Cospedal terminó por rechazar, unas alcaldías que debía copar el Partido más votado y de las que no se ha vuelto a hablar, esa factura de la luz que veríamos reducirse (la reforma ha supuesto, el mes pasado, un 11% de aumento) o aquellas privatizaciones sanitarias que, en Madrid, iban a ser la panacea.
Quieren pero les entra miedo; meten la pata en vez de lo que debieran y, sin aprender la lección, pretenden una y otra vez que el viento sople a su antojo en vez de orientar las velas como corresponde a la situación. Y si no por eficacia (o por ética, que muchos desconocen), siquiera por estética. No planifican bien ni siquiera cuando eyaculan según su plan y ahí tienen el lío del Ébola: una sucesión de errores que muchos anticiparon. Pero seguirán en las mismas; más preocupados por los votos que por el bienestar de esos millones que no ven/vemos la hora de que hagan de una vez mutis por el foro y se vayan a la ducha para limpiar tanto pringue. O al carajo, de una vez.
m,encanta!
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¡Y eso que no culminan…!
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y hoy tenemos la noticia de otro loco coito interrumpido
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Y mira que ha durado, ¿eh? Ahora habrá que ver qué se le ocurre a Junqueras…
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