En los últimos tiempos advierto que mis vacilaciones, al querer pronunciarme sobre alguno de los temas que son noticia, van en aumento, lo que contrasta con la contundencia de asociaciones varias, políticos o algunos tertulianos. Y es el discrepar de la opinión mayoritaria o no acertar con la respuesta monosilábica, lo que me lleva a pensar si acaso me habré perdido el meollo por distracción, tendré la manía de andar en consideraciones marginales o acaso mi ideología se ha dispersado al extremo de no reconocerme en mis actuales balbuceos. Sin embargo, y tras darle vueltas, llego a la conclusión de que tal vez lo que echamos en falta quienes estamos en la sempiterna dubitación sean exposiciones menos comprimidas. Algo más que titulares, para entendernos.
A modo de ejemplo, el pacto entre PP y PSOE para aprobar una «Cadena perpetua revisable» para los terroristas. De ser preguntado, para formar parte de esas encuestas que pretenden tomar el pulso social, ¿qué respondería? Pues probablemente con más preguntas de las que me formulasen. ¿Cuál es la definición de terrorista? ¿Toda acción contra el orden establecido se considera así? ¿Es equiparable la acción individual a la de un grupo? Y así, hasta decir basta; qué implica denominarla «revisable», para qué o quién y si ello despoja de su connotación de definitivo al adjetivo «perpetua», si la existencia de víctimas o su ausencia supone diferencia en la etiqueta… Pero no vayan a suponer que se trata de un hecho aislado.
Hace un par de días, el ejército de Marruecos ha trasladado hacia el sur a unos centenares de subsaharianos que acampaban en los alrededores de Melilla, allá por el Gurugú. ¿Es lícito? ¿Para todos ellos sin excepción de edad o motivación para abandonar sus países? Porque la entrada subrepticia podría vestir de legalidad su expulsión, pero la razia indiscriminada quizá no se justifique al límite que se pretende…
Y por abundar en los interrogantes se me ocurre ese llamado «Gallinero», en las afueras de Madrid, donde una mayoría de rumanos ha levantado chabolas sin encomendarse a nadie, tienen a sus hijos sin escolarizar y las condiciones de salubridad son nulas. ¿Tienen derecho a una vivienda digna? ¿Por encima de la normativa vigente y sin que mediase acuerdo previo para la ocupación de esos terrenos? Pero de volverlos allende la frontera, ¿qué culpa tienen los menores de semejantes avatares? Pues en todas esas y otras dudas sin cuento, me debato un día sí y otro también (aunque duermo bien y me distraigo, o sea que no parece tratarse de un trastorno obsesivo…). Las decisiones, las opiniones sin matices ni excepciones, se parecen demasiado a los comportamientos fascistas que los de cierta edad conocemos bien. No obstante y en el extremo opuesto, el perroflautismo o la compasión por sobre el análisis no implica alcanzar una mayor cota de razón. ¿Les sucede a ustedes algo parecido? Porque agradecería saberme acompañado en unas perplejidades que, por lo que advierto, no tienen visos de ceder.
¿Cómo se distinguen un debate razonado y una conversación de barra de bar? ¿Cómo, una argumentación y una sandez twitterina? Fácil: todo lo que acaba en «eso lo arreglo yo en 4 días» pertenece, sin género de dudas, a las categorías descritas en segundo lugar. Un excremento.
Servidor, a fuerza de escéptico, llega a definir un problema como aquello en lo que se vislumbra -siquiera lejos- una solución, o a lo sumo un ramillete de soluciones más o menos aceptables. Todo lo que no tiene solución no es un problema: dejémoslo en batiburrillo. Luego están los dilemas, a mi entender aquellas situaciones en las que cualquier opción es mala; cualquiera conculca algún «principio» y se adoptará con una pragmática pinza nasal. ¡Ojo! Existe la parálisis por análisis.
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Viene algo a cuento aquello de la Yourcenar, creo que era: «Si un problema tiene solución, a qué preocuparse? Y si no la tiene, ¿a qué preocuparse?». No obstante y cuando se nace discutidor (barrigón), inútil que te fajen. Ni siquiera en el bar, donde más valdría muchas veces no abrir boca. En cualquier caso, me quedo con lo de la «parálisis por análisis»; es lo que nos viene ocurriendo a muchos y tal vez deba incluirte, ¿no?
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Es un riesgo que procuro conjurar. Más bien me sería aplicable el adjetivo procrastinador: el que deja para mañana lo que puede hacer hoy. El prolífico ensayista Marina lo incluye entre los «fracasos de la inteligencia» y suelo estar muy de acuerdo con él. Snif.
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Mi principal problema al pronunciarme sobre actualidad (u otros temas de medios de comunicación), es que dudo de la información que recibo.
Para poder pronunciarme con contundencia y seguridad, debo haber consultado y contrastado varias fuentes, cosa que generalmente no puedo hacer por falta de tiempo.
Según el titular, la noticia da la vuelta (ejemplo reciente y flagrante sobre la destitución de Gómez del PSOE; según la ideología del periódico pasa por ser o el hundimiento del partido o la subida al primer puesto, y ojo, que esto es otro debate…).
Por otra parte, también está el análisis desde diferentes puntos de vista, cada vez más, y esto complica el poder tomar decisiones unilaterales.
Entonces, creo que por esta razón, a veces estoy en los dos lados del punto intermedio, y parece resultar en contradicción (¡tiene su lado divertido!).
En fin, hay que asumirlo.
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Quizá, Mónica, es que nos sentimos muchas veces impelidos a emitir una opinión sobre CUALQUIER asunto, y sucede que no debemos hacerlo necesariamente. Pongo el ejemplo candente de la defenestración de un tal Gómez por un tal Sánchez.
Yo no pertenezco al PSOE. No tengo la menor idea ni de sus Estatutos, ni de cómo operan sus órganos de dirección. Ignoro por completo cuáles son las atribuciones «oficiales» del tal Sánchez, así como los derechos «adquiridos» por el tal Gómez.
Parecía que se llevaban bien. Al menos, ambos guardaban la apariencia de una cierta sintonía en cuanto a objetivos y métodos políticos. Según dicen, uno contribuyó a aupar al otro, y el otro mantuvo al uno, en un quid pro quo del todo «natural» en las estructuras denominadas partidos políticos. Ahora se han echado los trastos a la cabeza. ¿Por qué? Ellos sabrán. ¿Para qué? A ellos les concierne. ¿En beneficio o en perjuicio de quién?
Personalmente, ni lo sé, ni me importa. Como no soy del PSOE, sus tejemanejes internos me resultan del todo ajenos. No veo por qué «tengo» que tener una opinión; de hecho, no podría ser más que una opinión infundada, desmadejada y agilipollada. En este caso, encima, se dilucida la candidatura a la asamblea madrileña. Yo vivo a 400 km. ¿Es Gómez el idóneo? Ni puñetera idea. ¿Lo ha maltratado Sánchez? Idem. Dicen que fue alcalde de Parla -creo que eso anda «por allá»- y que construyó un tranvía por el triple de lo presupuestado. ¡Joder, eso me suena!
Dicen, opinan, se inflaman, elucubran, exponen, disecan, cuestionan… Voy a aplicar el título del primer CD que compuso/grabó mi hijo rockero: «All I hear is noise». Ruido sinsentido. Que opinen los del PSOE, si les da la gana. Yo ya espero al siguiente número, quizá el de los payasos.
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Interesante lo del All I hear is noise. ¿Lo podría escuchar?. Mis gustos musicales son eclécticos…
Lo de Gómez – Sánchez es un ejemplo de cómo una misma noticia es deformada según la fuente, En El País era una subida, y en otros periódicos al contrario. Lo comprobé de casualidad mirando la prensa.
Pero me recuerda que debo contrastar, y esto es lo que quería expresar al hilo de lo que nos dice Gustavo.
En relidad, lo que hagan los dos apellidos me la refanfinfla.
Y sí coincido en que a veces sentimos obligación de opinar, pero como no soy tertuliana, cuando no tengo ni puta idea de qué opinar, simplemente me callo, o expreso libremente esto que he dicho.
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Me consta que mi hijo mayor, Olmo López Matabuena, tiene un par de cosas colgadas en YouTube. Figuran en la SGAE como canciones suyas y las ha grabado con su 2º grupo, «All insane». Ahí te van 2 links:
El último contiene el tema «War». A mí me gusta, porque me recuerda al buen grupo «Raise Against». Le viene al pelo a la situación del PSOE en Madrid, que empezó como una guerra apocalíptica y está quedando en el agua de borrajas propia de los traidores.
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¡Me gustan, son buenos!
Letras con contenido y mensaje, buenas melodías, crítica y crudeza, juventud…
Los volveré a escuchar con los cascos…
Les deseo mucha suerte.
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Ciertamente cuando uno empieza a escuchar las diferentes peroratas políticas es cierto que tiene ganas de oir algo que defina su pensamiento , el del político, pues el propio lo tiene uno a veces demasiado claro, para saber si decantarse por unos u otros pero he aquí que a base de repetitivos , ellos mismos se contradicen en el tiempo,¿ realmente existe un ideario ? ¿ estan vendiendose como quien vende un refresco? luego el sabor no es el que uno esperaba y ha de estar bebiendo 4 largos años. Y si el gusto de la mayoría esta tan atrofiado que eligen de nuevo esa bebida de gusto infame y toca volver a tragar esa Quina …….
Quizá este equivocada, no soy ni letrada ni periodista simplemente una artista que como muchos de mi profesión tiene que diversificarse en trabajos que nada tienen que ver con su tema para poder salir adelante, pero ¿ no es más cierto que un Gobierno, sea del color que sea, con una oposición fuerte está mucho más espabilado y agil ? Como era aquello de que no es bueno que el hombre esté solo, pues bien creo que en política no es bueno que un partido se crea el Único.
Hasta que punto tiene la política que ser deshumanizante para transformar a los ciudadanos en simples estadisticas.
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Es posible, Rosario, que cometamos un error al mezclar la «política» (una simple técnica para tomar decisiones concretas, por lo general coyunturales) con conceptos filosóficos tales como «ideario», que implican una visión a largo plazo.
En algunos momentos históricos (pocos) y con algunos líderes políticos (muy pocos), cabe imaginar una «gran política», capaz de reorientar un país, una generación, hacia un horizonte que no se tendría por probable.
Por lo general, la cosa es mucho más modesta. Consiste en elegir sujetos que, al margen de SU «ideario», sepan gestionar con DECENCIA el ramillete de asuntos «menores» que constituyen el día a día. (Cosa modesta, en principio, pero desgraciadamente tan difícil de ver.)
Sin embargo, como dice Pepe Sacristán, los políticos no son marcianos venidos en platillos volantes. Nosotros les nombramos. ¿Por qué no se comportan como es debido? Porque nosotros se lo toleramos. Ellos son tan sectarios e imbéciles como lo somos el común de los demás. Si hay dudas al respecto, sugiero ver las estadísticas de lectura de libros, las audiencias en torno a ciertos programas de TV, la estomagante presencia de las «cincuenta sombras»…
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No sólo se contradicen y mienten más que hablan, sino que lo peor es que se creen que vamos a tragarnos lo que no son sino maniobras estratégicas; para mantenerse ellos en el momio y nosotros en el limbo. Y decepciona comprobar que suele darles resultado. En cuanto a la oposición (incluso Podemos), eso del «Tú más» es la eterna cantilena que no garantiza en modo alguno que el futuro vaya a cambiar. Y es que quienes tienen las riendas del futuro permanecen a la sombra.
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Si que es cierto, pues a mi parecer las riendas las tienen las grandes finanzas en su poder, a las cuales no les importa quien gobierne, sino que prebendas les ofrecerán para poder seguir manipulando/medrando.
Una vez leí que los psicopatas no son solo asesinos sino que cualquier persona que tenga una deficiente o nula empatía con su entorno, por lo tanto con sus conciudadanos/prójimo y que hacen cualquier cosa para su propio provecho incluso ayudar siempre y cuando eso les produzca un beneficio, creo que por eso muchas personas resultan confundidas con discursos, tanto reaccionarios como consoladores, hay que llegar a cuanto más público mejor.
En fin que lo que nos toca es, por suerte, permanecer con una mente crítica, y enseñar a nuestros hijos a no conformarse con el regalo de un caramelito, sino a saber preguntar ¿por qué? Que buena es la filosofía, será por eso que la quieren eliminar de los institutos, los seres grises no causan problemas, los de colores varios y vivos siempre se escapan entre los dedos.
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