Me largo durante un par de semanas, de modo que no se extrañen de mi mutismo, desde hoy, quienes siguen el blog siquiera de vez en cuando (lo que ya es mucho). Porque el viaje -al igual que la escritura, dijo alguien- es un ejercicio de desaparición aunque lo haga en calidad de turista, que no viajero porque, entre otras cosas, sé perfectamente la fecha de vuelta.
Se trata de un viaje horizontal que implica traslado, así que nada de verticalidad y descender a los abismos de uno mismo, lo cual, con independencia de cuanto pudiese encontrar, no precisaría de maleta. Dejo aquí a mis seres queridos -salvo uno que llevo conmigo-, mis querencias y paisajes pero, como escribió Muñoz Rojas, tampoco del todo porque «Nunca es adiós partir, / sabe el alma dejarse / pedazos de su alma / flotando en el aire». ¿Y a qué irse?, cabría preguntarme. Pues no sé muy bien, porque asumo, en la estela de Horacio, que con toda probabilidad mudaré cielos pero no ánimos.
Y tampoco lo pretendo. ¿Entonces? ¡Qué les voy a contar…! Por aprender, quizá; por dejar las rutinas unos días, ver de hacerme con otra mirada, hablar con desconocidos, constatar tal vez que algunas de mis opiniones no pasaban de tópicos o, simplemente, ganas de novedad fuera de mí.
Y, finalmente, volver. Regresar al regazo y al bienestar conocidos; desexiliarse, que decía Benedetti, por bien que se haya pasado. ¿Adónde voy? Me permitirán que deje eso para el próximo post; para cuando acabe el «Hasta pronto» con que hoy me despido.
Pasarlo bien pareja! Desde aquí solo podemos imaginaros por esos caminos… y como una vez tu me dijiste a mi Gustavo, a la vuelta con montón de notas frescas… ahí te quiero ver!
Un fuerte abrazo. Disfrutad!
Me gustaMe gusta
Una abraçada i molt bon viatge Gustavo!!
Me gustaMe gusta
Nos apetecerá el reencuentro, no lo dudes.
Disfrutad, un beso
Me gustaMe gusta
Un muy buen viaje y buenas emociones, seguro que el retorno dará para muchas conversaciones.
Un saludo
Rosario
Me gustaMe gusta