El feminismo levantisco ha tenido y tiene justificación en pos de la igualdad. Pero entre no tener alma como aseguraba Aristóteles a sacarla del almario a la mínima ocasión y por ganas de liar -me refiero aquí y en concreto al lenguaje-, debiera existir un justo medio y no remedar al péndulo. Siquiera por estos pagos, se ha hecho camino para terminar de una vez por todas con la gramsciana subalternidad; muchas, por recordar a Virginia Woolf, ya tienen sus dineros y habitación propia, y naturalmente que hay aún trecho por recorrer; tanto, que no debieran, algunas de ellas, perder el tiempo con los artículos gramaticales o empeñarse en cambiar la letra del sustantivo para poner una pica en Flandes. ¡Ya sólo faltaría reivindicar el neutro para acabarlo de arreglar!
¿Recuerdan aquello de miembros y miembras? Lo saco a colación porque no es asunto terminado y tiene vías de perpetuarse al igual que sucede con la estupidez. ¡Déjense de aportar toques de tontería, hombre! Digo, mujer. Porque se entiende que, al hablar de padres – y así lo recoge la Academia- se engloban ambos sexos. Como ocurre en el caso de los hijos. O de los gilipollas. Y viceversa en el caso de la ética o buenas (os) maneras (os). En parecida línea reivindicativa, la del «todos y todas», no me extrañaría que quisieran cambiar «El orden de prelación», pongamos por caso, por «La orden de…». Y de haber disenso, pues «Lo orden…».
Viene todo lo anterior a propósito de la forzada evolución de una siglas. Las APAS (Asociación de Padres de AlumnoS) (y alumnas, quizá apostillen), pasaron a APyMAS (Padres y Madres…) y, después, AMyPAS (Madres y Padres) para terminar en AMAS (sólo Madres). A este paso, las FAPAS serán pronto FAMAS, en línea con las de Cortázar,
y los lirios, lirias como flores que son. El caso es que, siquiera por ganas de provocar en esta soleada mañana, nadie les impide orinar de pie como dice Herodoto que hacían las mujeres en el antiguo Egipto, pero nosotros, ¿deberíamos hacerlo sentados por compensar la histórica diferencia? Un poco de sentido común, quiero decir, no vendría mal. Desde el lenguaje a la micción.
Tengo que darte la razón en cuanto a la mucha tonterñïa ( tontería + ñoñería) lingüística con la que nos regalan los que pretenden que veamos esos logrillos ( pequeños logros) para así encubrir lo poco que consiguen en realidad en materia de igualdad.
A mí sinceramente me disgusta bastante lo de miembras, pues hace escaso favor a estas, aparte de sonar a cuchufleta, ya que lo importante no es remarcarlas , sino que su número en los Hemiciclos, etc. incluyendo los sillones de la R.A.E. sea mayor.
Tengo que decir que en el colegio donde estoy si que figura oficialmente como AMIPA, pero que a la hora de la verdad, todo el mundo acaba yendo a la oficina del APA, que es mucho más corto a la hora de comunicarse por los pasillos en cuestion de segundos con algún padre/madre/lo?
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Creo que al primer homínido a quien le oí decir la sandez, en el formato «vascos y vascas», fue al ínclito y semiolvidado Ibarreche. El crisóstomo tenía una sintaxis temblequeante, acaso derivada de un euskera malaprendido, así que me sonaba más bien gracioso, como cuando Willie DeVille cantaba «Demasiado corazón» y pronunciaba algo así como cauresón.
Pero lo que empezó siendo graciosillo se ha convertido en una peste epidémica, naturalmente no como CAUSA de nada, sino como SÍNTOMA de que el lenguaje ya es una auténtica mierda. Y visto que no se piensa con claridad si el lenguaje no es preciso, la conclusión está clara.
Curiosamente, una de las grandes dificultades del alemán -con el que llevo engarrándome va para 2 años- es la existencia de un género neutro. La cosa es jodidilla: la mesa es masculino, ergo «der Tisch»; el reloj es femenino, ergo «die Uhr»; y el automóvil es neutro, ergo «das Auto». Naturalmente, luego vienen los artículos correspondientes, que deben adecuarse al caso, esto es al nominativo, el acusativo o el dativo. Así, «el libro está sobre la mesa» se diría «das Buch liegt auf dem Tisch». Véase no solo que el libro es neutro, sino cómo «der» se trocó por «dem» por cosas del dativo.
Los alemanes, tan alemanes, tienen una hermosísima lengua, donde todo tiene un sentido específico. El español, en tiempos, era igual de concreto y expresivo. Ahora lo van enmarañando los indoctos, los tontos y los bocazas. El resultado es evidente: muchos de nuestros hijos harán bien en estudiar alemán, porque no van a vivir en este putiferio.
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Por similitud: Spanish bombs, yo tche qüero infinitcho… (The Clash).
El Español es una lengua preciosa, rica, expresiva, versátil. No la puedo comparar al Alemán pues no lo conozco.
La pena es el uso que se le está dando a nuestra lengua como HERRAMIENTA -equivocadísima e inadecuada- para protestas o demandas diversas, llevada a cabo por algunos cenutrios (o cenutrias) que carecen de respeto por ella, los cuales no son conscientes mínimamente del daño que le están causando a un patrimonio tan rico.
Como ocurre en muchas otras situaciones…
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Nos asolan dos plagas finiseculares: el turismo desaforado y la chocante noción de «cultura popular». Al hilo de la última, la educación ha ido despojándose de todo lo que al caletre vulgar le parecía superfluo; así el Latín, la exigencia sintáctica, la Filosofía. La consecuencia no solo inevitable, sino francamente predecible, sería el empobrecimiento lamentable del razonamiento y del debate público.
Llevo un par de meses olisqueando someramente la red llamada Twitter. ¿Qué decir, por lo breve? Que es una herramienta extraordinaria para cerebros despiertos y entrenados, pero da vértigo la inmensidad de la ignorancia que por allí asoma y vomita. (En realidad, no es ignorancia el vocablo apropiado, pues que el ignorante, antaño, se recataba de manifestar su incuria cuando había gente delante.)
A Gustavo le «encantará» la anécdota de que mis alumnos de CUARTO, este año, quisieron anularme una pregunta del examen porque no sabían qué significa el término «anasarca». A mí me ha «encantado» la peripecia de Selectividad, donde alumnos SELECTOS se quejaban del vocablo «catafórico». ¡Oigan ustedes! ¿Que coño de idioma les parece apropiado para los estudios universitarios? ¿Algo así como «chuta p’alante, tío»?
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Me gusta lo de «tonterñía». Me lo apunto. (O «Me la apunto»?).
Un abrazo
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Y putiferio debería ser femenino, ¿no? Aunque no vaya por dicho. No sé en qué estaría yo pensando…
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Buenas tardes! .Me gustaría dar un enorme aprobado por interesante información que tenemos aquí en este sitio . Voy a volver muy pronto a divertime con esta web.
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