A MÁS DE POBRES, ACOSADOS

inmigr-8Me refiero a esos manteros que vengo observando junto a la terraza del bar que frecuento, aunque el título puede hacerse extensivo a muchos de entre quienes se ven forzados a sumar, a su precaria economía, las sucesivas vueltas de tuerca de unas políticas que no incluyen precisamente y entre sus premisas la compasión,  poniendo en evidencia que lo que hace a la pobreza tan dura, quizá sean menos las privaciones que la falta de solidaridad para con los desfavorecidos.inmigr-3En la plaza, frente a las mesas en las que solemos sentarnos, junto a la Plaza de la Reina y bajo los iluminados rótulos de la perfumería Tin-Tin, media docena de negros deambulan para ofrecer esas telas, bolsos, echarpes y vestidos de marca falsificada que transportan bajo el brazo o sobre los hombros para que no dificulten su huída, el único momento en que la concurrencia suele reparar en ellos. Para llamar la atención de infrecuentes compradores, uno lleva algo parecido a un ventilador de color rosa sobre la cabeza; otro se cubre a cada poco con un chal y da dos vueltas sobre sí mismo ante la general indiferencia… Los vengo observando desde hace tiempo e incluso, en un par de ocasiones, he entablado conversación con alguno. «Vine de Senegal -me respondió mi último interlocutor con una amplia sonrisa y en un precario castellano-. Sí: allí tengo pareja, pero como aquí no lo sabe nadie, voy a buscarme otra. ¿Dormir? Donde puedo…». Junto a la inicial curiosidad, una simpatía en aumento y quedamos que la próxima vez que nos veamos se sentará con nosotros para un bocata mientras charlamos.

inmigr-10Y, de pronto, la desbandada. Están siempre ojo avizor entre el potencial cliente y esa calle por la suele aparecer la policía. Entonces, al unísono, como a golpe de pito, corren agachados para ocultarse donde mejor puedan hasta volver cuando haya pasado el peligro. Así mes tras mes: entre la represión y las ganas de llevarse algo a la boca. Nos preguntamos si acaso no sería adecuado priorizar el acoso para no incluir -salvo en determinadas circunstancias- a quienes no tienen más objetivo que el de sobrevivir. inmigr-4Porque no suponen amenaza alguna y, por lo que hace al fraude que implica vender falsedades, las hay de mayor enjundia como sabemos muy bien, aunque para estafas millonarias no hay policía que se presente de súbito y los autores pueden seguir con ellas, sentados a manteles a diferencia de estos pobres. Al de Senegal, por cierto, aún le debo el prometido bocadillo y espero que no se le atragante si llegasen los agentes del orden para imponerlo donde no se echa en falta, dando razón a Orwell cuando afirmó que los hay más iguales que otros; que gozan de una mayor permisividad y eso no depende del color de la piel -añadiría-, sino del bolsillo.

Acerca de Gustavo Catalán

Licenciado y Doctor en medicina. Especialista en oncología (cáncer de mama). Columnista de opinión durante 21 años, los domingos, en "Diario de Mallorca". Colaborador en la revista de Los Ángeles "Palabra abierta" y otros medios digitales. Escritor. Blog: "Contar es vivir (te)" en: gustavocatalan.wordpress.com
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7 respuestas a A MÁS DE POBRES, ACOSADOS

  1. drlopezvega dijo:

    En materia de solidaridad internacional, siempre me asalta la duda de qué hacemos con nuestros propios pobres. Algunas fuentes afirman que en España hay un «paro insoportable», «sufrimiento social», «pobreza energética», «bolsas de exclusión». Una hecatombe que, visto nuestro déficit presupuestario, nos desborda.

    ¿Podemos permitirno, entonces, atender a pobres foráneos? De hacerlo, visto que hay déficit, en realidad les estamos atendiendo con dinero prestado. Mala cosa. Si no les atendemos más que comprando «sus» productos, pero obviamente perjudicando al comercio local, ¿qué pasa con el déficit? Pues que aumenta. Lo cual cierra el círculo: ¿podemos hacernos cargo de gente que viene en masa de Senegal y otros lugares afines?

    Servidor diría que no, salvo que sean falsas las cifras espeluznantes de «pobreza» interior. No lo descarto. Me mantendré atento.

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  2. Entiendo perfectamente tus dudas al respecto; sin embargo, y una vez los necesitados al lado, ya no sería cuestión de plantearse si el control fronterizo fue el adecuado o si las falsificaciones perjudican los legítimos derechos de quienes son propietarios de la marca, todo lo cual es oportuno. El caso es que la inmediatez y el hambre iguala a propios y sobrevenidos. En cuanto a esa «pobreza interior» a la que te refieres, sin duda existe, aunque sería adecuado un mejor control del dinero negro, de las facturas sin IVA y trabajos sin cotización a la SS… Dedicar esfuerzos a eso, aunque fuese a costa de rebajar el tiempo ocupado en la represión de las nonadas, no parece impropio… Priorizar, en suma…

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  3. drlopezvega dijo:

    Luego hay otro asuntillo, algo así como la «china en el zapato» que molestaba a Don Altobello en El Padrino III, y es cómo los pobres foráneos ocupan portadas o dejan de importar según los meses.

    Así, los «subsaharianos» saltan la valla de Melilla -o se joden en su concertina- y durante un tiempo es la bomba: África va y África viene, con todo lujo de escabrosos detalles y lo que nunca puede faltar (nunca), que es el sentimiento de culpa.

    Hasta que la situación de algún enclave árabe deviene «insostenible», y entonces los focos giran hacia el Mediterráneo, sea a Sicilia (Libia enfrente), sea a Siria/Turquía. Lo que no falta, desde luego, es la atroz culpa, y los consiguientes golpes de pecho, como si Europa hubiese sido siempre un oasis sin guerras de exterminio, hambrunas y jodiendas varias.

    Cuando los «moros» ocupan nuestro corazón (y abren los telediarios), a los subsaharianos les dan por el culo, digo por el olvido. Y al revés. Cuando Grecia parece que se hunde, de Turquía no se acuerda ni Cristo, pero naturalmente cambian las tornas cuando la BBC -o el azar- así lo estipulan.

    A todo esto, llegan nadando (por centenares), llegan en patera (por miles), llegan en precarios barcos fletados por sus propios mafiosos (que los tienen). Llegan andando, llegan en avión, llegan solos o en familia, por miríadas, todos los días, pero algunos días en absoluta tromba, algunos meses en cifras no solo escandalosas, sino inmanejables.

    ¡Y ahí le duele! Las cifras son inmanejables. Las cuentas no salen por ninguna parte. La acogida la «exigen» algunos como si fuera cosa de «los demás», pero ninguno pone su(s) casa(s) a disposición de los inmigrantes. A un ataque de culpabilitis, que determina dar «papeles para todos, con un simple abono de autobús», le sigue una fiebre de realitis sensatácea, que manda a tomar por cofa al sirio de turno. Para mí que no hay solución. Europa es demasiado pequeña y quizás agotada para siempre.

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  4. Ahí creo que das bastante en el clavo. El trigger para las emociones -que no la planificación- surge del niño ahogado y sobre la arena, de la madre suplicando por sus hijos… indignación coyuntural y un bastante de perroflautismo por parte de los ciudadanos que, al poco, se ocuparán de nuevo en sus asuntos. En cuanto a las reuniones de la UE, un mucho de teatro y a otra cosa. ¿Actuar en los países origen del problema? Pues sólo si hay petroleo u otra fuente de beneficios; ¿cuantificar, priorizar, decidir con realismo? Para eso sería precisa otra ética…

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  5. Rosario Ferrà dijo:

    Como diría Groucho» si no le gustan mis principios, tengo otros».
    A lo que iba, cuando hace dos años por cuestiones de matriculas universitárias, pasamos por el metro de Madrid, iban unos chicos con su guitarra y sus bongos subiendo a las diferentes lineas, cuando les tocó subir a nuestro vagón, no pedian pero los pasajeros muy sutilmente les ponían unas monedillas en una riñonera estrategicamente abierta, lo cierto es que sonaban muy bien; antes de llegar a una de las paradas anunciaron su siguiente canción, cuando de repente les vimos cerrar guitarra, bongos y ¿ que hizo el público? pues protegerles del guardia de seguridad que entraba por una de las puertas , bloqueandole la visión de los chicos , de modo que ellos pudieron bajar por la puerta contraria. Mi hija y yo, no acostumbradas a este tipo de funcionamiento, empezamos a mirar a uno y otro lado para descubrir a que se debia aquella tan bien organizada coreografía, hasta que lo descubrimos,y debió de notarse mucho que eramos novatas en esas lides, pues cuando los chicos estuvieron en el andén a salvo , nos dedicaron un saludo y un lo sentimos, pues estábamos muy atentas escuchando su microrecital, y tambien habíamos seguido las pautas de los locales a la hora de darles la propina.
    Así es que, si existe cierta solidaridad, aunque seguramente en unas ciudades más que en otras

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  6. Cierto que no es infrecuente observar gestos de solidaridad, aunque depende mucho del aspecto, edad, talante y actividad… Pero pásate cualquier día frente al bar Bosch al anochecer y los verás, en estos días ateridos de frío y, a poca mala suerte que les acompañe, sin una venta que llevarse a la boca.

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  7. Rosario Ferrà dijo:

    Tienes razón.

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