Conócete a ti mismo, sugería el oráculo de Delfos y, sin duda, saberse en lo bueno y lo malo comporta indudables ventajas para andar el camino con los mínimos tropiezos, aunque no sea tarea fácil darse una vuelta por los adentros a riesgo de topar con lo que nunca nos confesaremos si, como de costumbre, miramos hacia otro lado frente a según qué.
No obstante, pasear entre las propias neurosis y listar con sorna unas cuantas manías, aun sin meterse en honduras, resulta en ocasiones incluso divertido aunque, ante terceros, sigamos dibujándonos -por lo menos intentándolo- a conveniencia. Sin entrar en psicoanálisis, ¿Han probado el ejercicio de examinarse respondiendo a determinadas cuestiones planteadas por otros? En qué orden (si es que lo hay) colocan sus libros, cómo dejan ropa interior y zapatos al irse a dormir, modo de leer el periódico, qué tienen sobre la mesa de trabajo que nunca han usado o, si acostumbran a irse a andar o correr, ¿cuántas veces miran su reloj durante el trayecto? Porque he observado esto último en otros y se diría que algunos estén atentos, más que al horario, al segundero.
He querido sacar a colación el tema porque, tras el autoanálisis, no me podía creer que siguiera en las mismas. Un verdadero obseso aunque ponga paños calientes al decirme que renunciar a ciertos hábitos e inercias me transformarían en un desconocido. Si la identidad pasa por el billetero siempre en el lado derecho y enjabonarse empezando por la entrepierna así caigan chuzos de punta, no estaría de más averiguar si vive algún Freud en la escalera del edificio que, de paso, lograse convencerme de que mirar la agenda antes de cada desayuno, comida y cena, es de lo más normal. ¿Y ustedes? ¿Nada que decirse en cualquier rato de introspección? Aunque de estar casados, ya se encargarán ellas, según me cuentan todos (y nada de sexismo), de hacérselo saber.
La jerga psiquiátrica, con sus ‘obsesiones’, ‘fobias’, ‘manías’, etc, viene suplantando lo que eran meros hábitos, usos, costumbres o rutinas. Resulta que el tiempo es valioso, de modo que conviene economizarlo, a lo cual sirven esas maniobras que ejecutamos automáticamente, en aras de un resultado tan predecible como banal. ¡No me digas que te pones la camisa siempre antes que los pantalones! Pues sí, ¿y qué?
A veces, la costumbre va teñida de superstición (del latinajo ‘lo que está por encima de tu voluntad’), pero en general es una manera inocente de organizarse. ¿Por qué llevas siempre calcetines negros? Porque me gustan así, coño.
Lo cual que voy a dejar la introspección para tareas de más enjundia. Por ejemplo, ¿qué opinan de sí mismos los señores Granados y González? Me gustaría saber si se veían como chorizos absolutos o como inocentes contaminados por un entorno en exceso tentador. Se admiten hipótesis…
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Hay costumbres para todos los gustos y, sin duda, algunas llenan el bolsillo y permiten licencias que al común de los mortales les están vetadas, así que han de conformarse con las rutinas habituales y ejercidas en casa o en clase turista.
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Buenos dias (es un decir ya que estamos teniendo un invierno de «perros»)
Me gusta tu comentario .He pensado que si se lo mandas a Puigdemont creo le vendria muy bien
Mi principal problema es que me gusta salir a cenar y no a comer que es lo que le gusta a Maria Rosa lo que supone que cada dia que surge la alternativa hay «bronca»
Tampoco soy muy dado a salir a andar y a ella le encanta….
Por lo demas soy un enemigo de la rutina,pero eso resulta complicado de eliminar, salvo viajando, que es lo que me encanta ahora estoy entre Bulgaria y Urbekistan ¿que te parece?
Seguire analizandome…
Un abrazo
Arturo
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Entre Bulgaria y Uzbekistan es una rutina que me guistaría copiar… En cuanto a otras, el que esté libre de ellas que tire la primera piedra, ¿no? Pero pensar en ellas de vez en cuando es incluso divertido… Un abrazo a los dos y a pasarlo bien.
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Hablando de manías, ¿ puede decirse que si uno es ordenado y centrado cuando acumula objetos es coleccionista, y si no, tiene Diógenes?
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Pues yo diría que sí.
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Soy alguien que tiene Diógenes de manera particular. Junto cosas útiles, las reciclo y luego las regalo o las vendo. Por lo general las regalo. Eso sí, soy muy ordenada, pero algunos días me tomo licencias para disfrutar del desorden y descubrir las diferencias.
¿Estoy grave, verdad?
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Introspección me lo propondré cuando deje de tener la manía de ir cogiendo cuanto virus pasa por mi lado, que está siendo «obsesiva» y constante. Un rato delicioso con tu artículo y comentarios.
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Perdón, me la propondré…:)
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Había entendido lo de lo/la… Sobre todo, porque conozco la canción: «La otra noche / bailando estaba / con Lola…». Y hay gripe para todos, con tos que dura un mes. ¡A aguantar como una jabata! (supongo que jabata puede decirse; cosa distinta es «portavoza»).
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Tengo noticias que hay para todos sí. Creo que la RAE la tiene incorporada pero en este estadio no lo puedo asegurar, las febrículas me han dejado unos cuántos delirios…tampoco recuerdo si te puedo decir «articulísto». Abrazotes.
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La he pasado muy bien leyendo tu artículo y los comentarios sobre el mismo. Gracias.
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No creo que estés grave porque, quien más quien menos, puede identificarse en alguna manía; no creo que el camino hacia la perfección (¡qué horror!) suponga carecer de ellas…
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