(Escrito muchos años atrás, cuando dejó el hogar para irse a estudiar a otra ciudad)
No podría decirte cómo he llegado a esto, pero empezó contigo y acabará conmigo. Aunque no me haces daño ni me hieres. Es sólo que te quiero. Y por eso te llevo.
Ahora debo arrancarme de ti
para que no te pesen mis recuerdos,
y me repito que debes estar solo
para poder crecer.
Lo sé desde el principio y me he quedado,
pero contigo dentro y sin tenerte,
buscando entre los dos, mano con mano,
el mundo que despierte
con esa tu primera sonrisa de adulto
que ya no gozaré.
Aunque eres mi memoria
y en ella yo te mimo y te recreo,
soñando con mirarte y que me vuelvas,
cuando los dos sabemos
que no sucederá.
Te vas a hacer sin mí, y en tus regresos
me dejarás constancia
de que el tiempo es distinto para ti.
Yo traeré mi alma toda por fuera de la piel
mientras esté contigo,
pegándola a tus ojos y a tus gestos,
y de ellos viviré.
Me regarás tu imagen y me darás la nueva,
y yo a ti no sé qué.
En tu principio tampoco lo sabía y hoy me pesa.
Cuando sepas quién eres, yo tal vez ya no esté.
Tu acento y los canarios que cuidabas,
los libros, los naranjos,
y el perro que ladraba cuando oía el motor.
Y hoy ruedas en silencio,
el azahar asesino y el veneno cantor.
Por eso quiero hablar: para dejar impreso
un nudo en la garganta que no puedo aflojar.
Para lanzarme fuera, para verme por dentro
y hacer de la nostalgia, que me impide olvidar,
el arco de mi beso.
Mientras conserve fuerza te alentaré la huida
y velaré las plumas de tus alas.
Cortándome los dedos
se me irá de las manos el hilo de cometa.
Te ayudaré empañado, me nublará la pena
y, sin embargo,
removeré los vientos del planeta.
El aire que tú agites
aliviará mi cara
de tempestad salada y candente metal.
Y aunque no me recuerdes desde arriba,
yo te imaginaré volando recto:
limpio y honesto,
como hecho de cristal.
De niño te he vivido de soslayo
pero, si hacemos cuentas,
tus años del principio los has dejado en mí.
Hemos crecido juntos y lo hemos hecho bien.
Y con esa creencia pongo rejas al miedo
del futuro sin ti.
Te pido que no pares mientras subes,
y a Dios o a los infiernos que me esperen
para verte volar.
Traicionado de huesos y tendones,
y ultimado el vigor, me asiré al tuyo
con ternura de niño, con amor mineral.
Sin otro peso ni mayor demanda
que poder recrear los ecos de tus sueños
cuando llegue al final.
La reciclaré directamente para tus nietos…
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Hoy me has hecho llorar !!!
Un beso
Margarita
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Margarita: ¡qué ilusión saber de ti! ¿Por dónde andas? ¿Sigues el blog? Estaré encantado de comentar contigo. Un abrazo muy fuerte
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Que preciosidad,lo he leído y releido no sé cuantas veces,gracias por esa ternura,por esa manera de expresar el amor que se siente cuando marchan.Poque hay que marchar aunque cueste.
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Conmovedor. Qué hermosura, Gustavo.
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Vaya, otra vez ser anónima. Pilar
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Un beso. Estoy en Italia
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Otro enorme de vuelta. Y a disfrutar, yo en unos días a los Pirineos 🙂
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Vaya canto de vida para los hijos.¡¡y además en verso¡¡.Emocionarse es poco.Saludos y repite.
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Andrés, ya se me ha pasado la edad. .
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Me identifico plenamente con esos versos porque tambien de joven tuve que partir a Europa desde Cuba a estudiar y dejar d e ver a mis seres queridos por largos periodos, ese desarraigo del lecho maternal, del nido de mis padres, de mi ciudad, de la novia que dejaba, pero tenia que echarme a volar, probar mis fuerzas, alimentar mis aventuras, crecer como persona. Gracias por hacer mios esos recuerdos
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Muchos hemos albergado iguales sentimientos. Un abrazo, Mario.
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