Llevo meses diciéndome lo mismo. Tengo el argumento de la nueva novela en la cabeza y claro el final, así que no hay excusa posible y por si fuera poco, entrado el año nuevo. ¡Ya!, me emplazo, pero lo mismo proyecté tras pasar la Covid, volver del último viaje o el día de mi cumpleaños. Ahora parece propósito enlazado a los que imaginamos cada Nochevieja y relegamos hasta la siguiente, de modo que, por poner el amor propio a resguardo, uno tiene la necesidad de hacerse con reflexiones que, si no justifican, sirvan siquiera de lenitivo a la recurrente frustración.
Por ejemplo, que envejecernos en las letras es disparate como aseguraba Séneca, o pueda salirme con que, tal vez, acercarse a la felicidad pase por transgredir unos planes que atenazan como corsés, y si hay que elegir entre el descontento ante lo hecho o por los sucesivos aplazamientos, prefiero esto último.
Además, en lugar de empezar de una vez y por disponer de otro paño caliente, me he dedicado a buscar escritores de reconocido prestigio – sin parangón conmigo, no fuesen a pensar que el ego crecido me basta para dejar transcurrir el tiempo sin dar el palo al agua que pretendo- cuyos intervalos entre dos obras excediesen del mío hasta la fecha. Cervantes, ¡toma ya!, 20 años de silencio desde “La Galatea” a “El Quijote”; Nikolái Gógol 17a. para «Almas muertas» y Bulgákov doce años en escribir «El maestro y Margarita». Italo Svevo 25 años, tras la 2ª novela, en publicar su tercera, «La conciencia de Zeno» y, en la misma tónica, darían muchos otros para no acabar: Herman Melville 34 años sin escribir, Lezama Lima casi veinte para su “Paradiso”, Sánchez Ferlosio 15 años de silencio tras “El Jarama”, o trece Ricardo Piglia entre su primer libro (1967) y el segundo, “Respiración artificial” (1980)…
Como se comprueba, les ha sucedido a muchos que me dan sopas con honda, aunque ello no quita para que siga hoy con la autoestima en entredicho y en consecuencia, por no dar razón a Miguel Hernández y de querer ser trueno acabar en sollozo, esta misma tarde me propongo empezar. Aunque sea una primera línea para, si ha de haber lágrimas cuando encare el final (del proyectado libro, no vayamos a entrar en el drama), por lo menos sin aspavientos y gimoteos que las visibilicen.
un abrazo gustavo. empieza ya esta mañana. por la tarde nos dices cuantas lineas has escrito xavier
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Necesito una siesta antes…
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Si nos dices el argumento igual te podemos ayudar
Yo me apunto a política (sobre todo vasca)y deporte como protagonista la Real
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«Amores de clase media». Así creo que se titulará, siquiera provisionalmente…
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Muy bien a empezar ya,que les va a dar con rosquillas a todos éstos escritores nombrados.Papel y adelante.
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¡Qué más quisiera…!
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Mmmmm, el título promete, y como deseo espero que esa tarde, después de la siesta, ya hayas empezado.
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¡Ya estoy en ello… !!!
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¡Bravísimoooo!
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