Disponer de móvil supone, en adición a sus útiles prestaciones, una puerta abierta a la falta de respeto que supone la invasión de la privacidad sin consenso por parte del titular; bien sea por un espionaje solapado de conversaciones y contactos, bien por mensajes publicitarios a cualquier hora, de lo más variopinto y que por supuesto no cuentan con beneplácito alguno, lo que en ambos casos traduce el interés por convertir al destinatario en carne de mercado.
¿Hay algo más íntimo que mi obra?, se preguntaba la escritora M. Yourcenar. Pues mis relaciones, mis tiempos y mis silencios, podríamos responder, y bastante de ello transgredido por el aparatito, convertido en rufián a nuestra costa y emisario, a nuestro pesar, también de lo no demandado, poniendo de manifiesto una vez más que lo prohibido induce siempre a la infracción. “Se han reducido los precios de lo buscado por usted”, puede comunicar Amazon o cualquier otra empresa comercial aunque el destinatario no haya frecuentado nunca las mismas. Movistar ofrece temporal gratuidad por lo que de ser aceptado mejoraría sus cuentas; si se alquiló un coche hace poco lloverán las ofertas y, en tiempos de carestía, los negociantes suponen que se morderá el anzuelo si proponen descuentos en la factura de la luz o el gas. La lista se haría interminable como todos ustedes saben y, por terminar el fastidio, las llamadas por la noche, en hora de siesta o interrumpiendo la concentración del momento.
Existen leyes al respecto (promulgadas en 2002, 2014, 2018…) en aras a proteger al usuario del móvil, aunque la lista Robinson, de exclusión publicitaria (en teoría las empresas tienen obligación de consultarla por si el destinatario de los mensajes se hubiese añadido a la misma) y llamada así por recordar el aislamiento en que se hallaba Robinson Crusoe, se revela insuficiente por la facilidad con que cualquiera puede obviarla. Debería cambiarse el nombre por el de lista Robin Hood, dado que Hood sería – en inglés- la capucha con que cualquiera puede disfrazar actos e intenciones, de modo que nada de héroes como Robin, sino primando la hood: villanos enmascarados y en busca de beneficios por sobre cualquier molestia o legislación. Podrán estar o no de acuerdo con la perspectiva pero, si quieren conciliar el sueño y remedar a Fray Luis de León en lo de Vivir quiero conmigo, dejen el celular en otra habitación o pónganlo en silencio mientras todos esperamos que se acabe de una vez con la sinvergonzonería descrita.
Tienes razón es increíble yo no entiendo como lo consiguen
Lo de la noche lo mejor es apagarlo
En cuanto a llamadas piratas yo la bloqueo
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La publicidad por teléfono -móvil o fijo, da igual- debería estar directamente prohibida, ya que supone una invasión de la intimidad. El bloqueo de números funciona relativamente, ya que la tecnología permite multiplicarlos de forma ilimitada, según parece.
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Sobre todo de agencias de viaje y de atenciones médicas
No creo que tengo vuelo desde Fuenterrabia pero si consigo una buena irémos a visitarte
Un abrazo
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Ya me dirás. Un abrazo
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Habrá que organizar una manifestación…
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Así es, nos tienen controlados siempre,saben si entramos en una página etc etc ,no podemos pasar sin el dichoso móvil.Años atras sin movil,éramos super felices y con mucha más tranquilidad.
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Hay que ajustar el móvil para que no aparezcan publicidades. Sólo que, si se utiliza exclusivamente, sin ordenador, hará lo mismo al entrar a las páginas con anuncios de lo que se haya buscado.
Lo de la lista muy ingenioso tu cambio de denominación, y estoy absolutamente de acuerdo, puesto que las llamadas constantes las bloqueas, pero continúan…Conclusión, yo lo tengo en silencio y ni por asomo contesto, que dejen recado en buzón de voz punyetes, si realmente es para mi y no lo tenga en mi lista de contactos, lo que no sucede nunca.
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¡Que tiempos los de las cabinas telefónicas, postales y correo en sobres…!
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Y no vivíamos con congojas, ahora si no tienes noticias rápidamente sufrimiento al canto.
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