Nada mejor que apoyarme en Antonio Machado para enunciar mis percepciones de hoy, tras volver la vista al ayer. Ciudades, pueblos y paisajes, se han modificado al punto de ser en ocasiones irreconocibles; la plaza ya no está, aquella ladera del monte es hoy una cantera y los árboles han desaparecido… Sólo puede volverse a buena parte de nuestro pasado con la memoria porque, en el diario acontecer, muchas de nuestras anclas emocionales se han perdido y en los nuevos escenarios tampoco se espera escuchar, con la frecuencia de antaño, voces amigas.
Muchas de las tiendas que frecuentábamos han cerrado o cambiado el contenido; la panadería de mi amiga Cristina es hoy propiedad de una sueca que tal vez la transforme en restaurante, el vendedor del quiosco donde a diario compraba el periódico se ha jubilado y regresado a su pueblo, Caravaca de la Cruz, y el camarero que me contaba de sus maratones nadie sabe adónde marchó. Recuerdos sin fin que no remueve el mal tiempo sino la mera nostalgia. Teresa permanece ingresada en una residencia tras haber sufrido un ictus y Adolfo murió hace meses, me informó un conocido de ambos. ¿No te habías enterado?
Pero hay más, mucho más. Ya no puedo hacerme con un xuxo como durante mis tiempos en Cataluña y que era todo un placer, o de la merluza a la koxkera que nos hacía mi madre sólo consigo traer su aspecto a la memoria, que no los sabores que precederían a las entrañables sobremesas en mi casa de entonces. Amigos idos, comuniones perdidas o las calles más largas y con menos encuentros. Supongo que es experiencia común e inevitable con el paso de los años, así que no hay otra que adaptarse y convivir con distintas realidades. A igual que sucede con las arrugas, aunque para ellas no rece lo que escribiera Juan Rulfo, y es que pronto no habrá ni quien le ladre al silencio.
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La nieve caida en Mallorca modifica el paisaje, los pueblos y las ciudades.
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Yo si soy capaz de recrear el cocido de mi madre, y su deleite, incluido el olor.
A lo que escribes, con un atisbo de melancolía, y que nos sucede cuando ya tenemos unos años, en ocasiones, se le llama Vida. Besossssssssssssssssss
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También se canta cuando se gana, mucho lo has hecho en otros artículos.
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Pilar: ¡cantar, siempre! A las duras y a las maduras, como dicen… Besos de vuelta.
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¡Siempre!
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Cuando entramos en años,la melancolía del paso del tiempo nos persigue,.Ahora veo las casas vacías,y recuerdo la gente que vivía allí, los bares que han cerrado,etc etc,calles sin movimiento,sin vida, era tan alegre!!!.Ahora apenas conoces a gente, así es como vamos pasando años.Un abrazo.
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Cati: así es, pero habrá que afrontarlo con serenidad y disfrutar de los buenos momentos, que también los hay, ¿no? Un abrazo.
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Don Gustavo no se amargue por tiempos pasados, que a mi parecer le noto hasta un poco Don Quijote.
Todo nace y muere y eh ahí la vida. Que sería de usted comiendo fijo merluza y sin conocer a sus hijos y a sus nietos? . Tambien nos contaría que vive usted agito de la merluza que sigilosamente su madre siempre prepara igual 🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣
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Tienes razón. ¡Cambio la merluza por hijos y nietos! Un abrazo, Vero. Y otro a Mivi.
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