Una organización, la de ésta iglesia nuestra (y la llamo así por sostenerse merced a nuestros impuestos), trufada de latrocinio y pederastia, aunque hoy incidiré mayormente en lo primero. ¿La mezquita de Córdoba ha de llamarse catedral, como proponen, tras pagar por ella la cuantiosa suma de 30 euros? Será para que no reclamen esos ingresos económicos, que obtienen con las entradas, los musulmanes de hoy. Pero hay más. No hace mucho, el Patio de los Naranjos, en la catedral de Sevilla, era un espacio público que podía ser visitado sin echar mano al bolsillo, al igual que sucede en otros lugares que han hecho suyos. Sin embargo, para mayor rendimiento neto, no declaran los ingresos ni pagan IBI como es obligado para cualquier mortal sin sotana y, en lugar de eso, se llevan por la noche y de extranjis lo recaudado. E inmatriculan todo cuanto se apropian por cuatro perras (miles de solares, edificios al completo, pisos, templos…) para ir incrementando, merced a desgravaciones y exenciones fiscales, un patrimonio que se diría más bien usurpación.
Desde Franco a Aznar (Ley Hipotecaria en 1998, derogada en 2015) o los socialistas, el asunto no ha cambiado sustancialmente, dando razón al escritor Fernando Vallejo cuando sentenció que “Iglesia y políticos son roñas incurables”. Se diría que, pese a la secularizada democracia, la organización eclesial ha pasado, de gestionar lo sagrado, a la gestión terrenal de propiedades para servir, en lugar de al más allá, a sus intereses del más acá, todavía bajo palio: ellos y sus lucrativos saqueos que a día de hoy superan las 100.000 propiedades inmatriculadas desde la dictadura.
En cuanto a coherencia, ya que no honradez, “Actuar con decisión frente a la pederastia”, proclamaba el Papa a las pocas semanas de ser elegido como tal en 2013, aunque la ocultación de la misma ha sido la regla de ser ellos los implicados; invención de milagros para santificar al algunos de sus predecesores o, por no seguir, la eutanasia o la experimentación con células madre es “una cruel cultura de la muerte”, advirtieron ya en 2007.
¿Y cómo es posible – podríamos preguntarnos – que pese a todo lo anterior y más en el tintero, un tercio de los españoles los coloquen de beneficiarios en su declaración de renta? Pues será que estupidez y sinvergonzonería a veces van de la mano y, en esa línea, “A veces es necesario olvidar”, nos advertía, en su afán de perpetuar los desmanes sin traba legal alguna, el Cardenal Rouco Varela allá por noviembre de 2008. Al parecer y por lo que a ellos respecta, van por buen camino.
Más razón que un santo (laico, por supuesto!)
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Con la iglesia hemos topado, no estoy muy enterada en los comportamientos de tal comunidad eclesiástica, aunque algún comentario he oído de sus distintos costumbres, poco puedo aportar,la visitaba los domingos por costumbre de mis mayores y era una costumbre, oíamos el sermón que correspondía, en mutuo silencio, después de la confesión, comulgar si estábamos en ayunas. Para seguir con las costumbres con sumo respeto…esas Iglesias lujosas enormes así como las Catedrales que visitábamos en.plan turístico. Previo- pago por depuesto ser expl3ndido en la recogida al pasar la cestita, y intentar estar en silencio sepulcrar, escuchado al sacerdote explicando su orilla….lo demás solo conozco los comentarios callejeros. Y la belleza de la mayoría de edificios dedicados al culto…
No puedo ni se nada más porque no soy muy atenta a habladurías, puesto que no las conozco ni las viví…
No se me ocurre más wue oensar que todo está por intereses, y costumbres ya obsoletas….
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No son habladurías, Cati; todo lo que resumo está documentado…
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Muy buen escrito,pues principalmente el trocito de frase escrita ,de iglesias y políticos son roña pura,toda la verdad,así és.
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