Opinar, juzgar, es para la mayoría de nosotros ineludible. Como dijera en su día Fernando Aramburu, la vaca muge, la rana croa… y el hombre opina. La autosuficiencia nos permea e induce a ello, aunque muchas veces los hechos acaben por contradecir lo expuesto y es que, si entre todos lo sabemos todo, no todos sabemos suficiente de lo que dictaminamos con más seguridad que conocimiento, a la menor oportunidad y en contextos varios. Tampoco los medios, prensa, radio o T.V, son ajenos a la difusión de valoraciones sin el adecuado respaldo.
Es el pan de cada día leer o escuchar digresiones en las que prima la subjetividad por la deficiente o nula formación sobre el tema a debate, y la trivialización o por contra la excesiva importancia otorgada suelen obedecer al oportunismo, interés por resaltar lo que convenga, prejuicios y convicciones irreconciliables con una verdad que, por lo mismo, se mutila o deforma. De todo ello resulta una farsa que el periodismo amplifica, obviando la evidencia de que la información sin base suficiente no es tal, sino pura y simple manipulación que debería eliminarse para no difundir, sobre muchas cuestiones, lo expuesto por según quién.
En esa tónica, es predecible el juicio que merecerá a dueños de bares y restaurantes la reducción de espacios para sus terrazas, el aumento de las pensiones de jubilación a quienes perciben las mínimas, el ahorro de agua a los agricultores en Doñana o la oportunidad de una nueva legislación sobre las calesas movidas por caballos, de ser preguntados los conductores de las mismas. Más allá del condicionante que supone ser a un tiempo juez y parte, la ignorancia sobrevuela otras veces la opinión del entrevistado y, a ese respecto, podrán presuponer el valor de cuanto diga un ganadero al ser interrogado sobre el cambio climático y la influencia sobre el mismo de los pedos emitidos por sus vacas, o un esquimal sobre el impacto medioambiental de los incendios veraniegos.
Hará pocas semanas, leí las divagaciones de algunos (ajenos a la política, el sindicalismo o la judicatura) cuando hubieron de pronunciarse y afirmar si era o no un éxito del gobierno autonómico el aumento del empleo, y las respuestas de otros tres – nada que ver su actividad con el ámbito sanitario – a la pregunta: “¿Considera suficientes en España las medidas contra la posible expansión futura de la COVID?”. Como para tomar sus consideraciones de interés en la profilaxis, vaya. A este paso, no me extrañaría que, a no tardar, podamos saber lo que opinan los indígenas amazónicos respecto a la dieta mediterránea. O la paella valenciana, por si fuese susceptible de mejora.
Muy de acuerdo, especialmente lo referido a que no es periodismo a la yo habría dicho burda manipulación, porque en demasiadas ocasiones la basura alienta la desinformación.
Menos mal que para muchos sí nos resulta eludible opinar, exceptuando espacios concretos, cómo tu blog.
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¡Sigue aquí opinando, porfa! Yo no lo puedo remediar, aunque a veces me haya arrepentido… Un abrazo.
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Por supuesto, en tu espacio jamás hay desinformación, y sí mucha brillantez e inquietud intelectual. Abrazote también de vuelta
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hasta los mas indocumentados se atreven a opinar sobre cualquier cosa….y no hay nada peor que la ignorancia(que es atrevida).
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¡Más razón que un…! (iba a decir «santo»). Un abrazo
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